El fenómeno "El Niño", o su nombre técnico “Oscilación del Sur (ENOS)”, es un evento climático que puede tener un impacto significativo en el planeta. Se caracteriza por la presencia de lluvias, condiciones más frías y húmedas de lo normal, o sequías en diferentes partes del mundo. Este fenómeno ocurre, en promedio, cada dos a siete años y suele durar de nueve a doce meses.

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El origen de, El Niño, está asociado al calentamiento de las aguas superficiales del océano Pacífico. Esto provoca un aumento de las temperaturas y niveles del mar, así como el debilitamiento de los vientos alisios (corrientes que soplan de forma casi constante durante el verano del hemisferio Norte y son más irregulares en el invierno).

Los meteorólogos que siguen de cerca el comportamiento de este fenómeno estiman una alta probabilidad de que se desarrolle con una intensidad moderada; sin embargo, también hay la posibilidad de que su intensidad sea fuerte. La Organización Meteorológica Mundial (OMM), manifestó en un boletín este 4 de julio, que "El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura en muchas partes del mundo”.

En Ecuador, al igual que en los países de la región, los efectos de El Niño se sienten con el aumento de lluvias, estas suelen causar inundaciones, deslizamientos de tierra, daños en los cultivos, la infraestructura y efectos negativos en la salud de las personas. La Secretaría de Gestión de Riesgos de Ecuador (SGR), ha informado que se espera la presencia de este fenómeno a finales de este año, y su impacto podría extenderse hasta el primer trimestre de 2024.

Según la Resolución Nro. SGR-156-2023, emitida el 15 de mayo pasado, se ha decretado “ALERTA AMARILLA” ante la llegada del Fenómeno de El Niño en territorios ubicados a una altitud igual o inferior a 1.500 metros sobre el nivel del mar. Esto incluye a 17 provincias, 143 cantones y 489 parroquias.

Es necesario mantenerse informados y prestar atención a las alertas tempranas emitidas por las autoridades para poder tomar medidas oportunas, especialmente en las zonas de riesgos. Recuerda que la prevención y la preparación son claves para enfrentar de manera adecuada los efectos de este fenómeno.

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